“Viajando a España, ¡Olé!”
El viaje de los hilos invisibles
Vamos a hablar claro: mi país es incomparablemente hermoso.
Pero siempre había tenido esa pequeña espina —ese deseo silencioso— de conocer España.
Y creo firmemente que la vida se teje con hilos invisibles, que van guiando cada paso hasta el destino que te espera con los brazos abiertos.
Este capítulo no es una guía de turismo, ni un relato de lujo.
Es un pedacito de vida.
De cómo un sueño se volvió realidad, y cómo una boda puede ser una obra de arte cuando se vive en Andalucía.
Fuente Palmera, el pueblo de las novias
Tuve la suerte de casarme en Córdoba, en plena Andalucía, una tierra que huele a azahar y suena a guitarra.
Mi familia política es de Fuente Palmera, conocido como el pueblo de las novias.
Y sí, el nombre no es casualidad.
Cada octubre, celebran una feria que convierte la avenida principal en una pasarela de moda nupcial.
Vestidos blancos, encajes, mantillas, abanicos, peinetas, flores y aplausos.
Ellos saben perfectamente cómo debe sentirse una boda andaluza: como una historia contada en colores y emociones.
Marzo: la antesala de un sueño
Llegué en marzo y desde el primer día fue como meterme en una película.
Mi cuñada se casaba quince días antes que nosotros, y su boda fue una antesala perfecta de lo que me esperaba.
Pruebas de maquillaje, serenatas, cenas con amigos, salidas, pruebas de menú…
Era una coreografía perfecta, una obra teatral donde cada detalle contaba.
El ambiente se respiraba distinto: había alegría, tradición, un aire de fiesta mezclado con historia.
El paseo de la novia
Nunca había visto algo así.
Ver a mi cuñada caminar por el paseo de la novia, con su vestido blanco arrastrando suavemente por el asfalto, fue como presenciar una pintura viva.
Parecía una figura victoriana recién salida de un cuadro.
El maquillaje, impecable.
El peinado, majestuoso.
Y la gente al verla pasar gritaba: ¡Guapa! ¡Olé! ¡Que viva la novia!
Yo no podía contener las lágrimas.
Pensaba: “En pocos días, esa seré yo.”
Y se me llenaban los ojos de emoción al sentirme parte de una tradición que lleva siglos bordando amor y belleza en cada esquina.
Una boda de ensueño
La ceremonia fue en una iglesia preciosa, llena de flores, música y promesas.
Luego vino el combite —como llaman allá al banquete—, y aquello era como una pintura que cobraba vida.
Un lugar con historia, rodeado de naturaleza, con corredores abovedados, fuentes y un patio andaluz decorado con antigüedades que parecían hablar.
Cada rincón era digno de una revista,
y la novia, Ángela, parecía el ángel que corona un árbol de Navidad: radiante, perfecta, mágica.
Todo fue una locura hermosa.
Y mientras los aplausos resonaban, yo solo pensaba:
Ahora viene mi turno.“En unos días, esa seré yo.”
Título: Ritual de presencia y asombro
A veces el alma necesita viajar para recordar que sigue viva.
Este ejercicio es para reconectar con la capacidad de maravillarte, aunque estés en el mismo lugar de siempre.
✨ Paso a paso:
1️⃣ Elige un lugar donde te sientas bien —puede ser tu jardín, tu cocina o una calle que te guste caminar.
2️⃣ Lleva una libreta o el bloc de notas de tu teléfono.
3️⃣ Observa cinco cosas como si fuera la primera vez que las ves.
Anótalas.
4️⃣ Luego escribe una pequeña frase que empiece con:
👉 “Hoy el mundo me recordó que…”
y completa lo que sientas.
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