Mi boda en Andalucía
Dos golpes de tacón
Demos dos golpes de tacón a las zapatillas…
y aparezcamos en Fuente Palmera, ese rincón de Córdoba donde las calles empedradas guardan secretos de bodas, risas y flores de azahar.
Como les conté, es un pueblo encantador, de gente que se conoce por nombre y sonrisa.
Tras la boda de mi cuñada, llegó el momento de centrarme en la mía.
Y si alguien nació para organizar una boda, fuimos mi madrina y yo.
Todo lo hicimos online, entre llamadas, listas y cafés virtuales.
Pero cuando llegamos, todo estaba perfectamente cuadrado:
el calendario con las estilistas, el fotógrafo, la prueba de menú…
Era como dirigir una orquesta afinada por el destino.
La preboda: un sueño en Plaza España
Las fotos de preboda las hicimos en el emblemático Plaza España,
una joya arquitectónica dentro del Parque María Luisa.
El lugar parecía un jardín de cuento,
como el páramo de Maléfica —con esa mezcla de belleza y misterio que te deja sin aire.
Allí creamos un álbum con algunas de las fotos más bellas que me he tomado en la vida.
En mi mente solo estaba una frase:
“Mi madre estaría tan feliz… tan orgullosa.”
Entre ensayos, arquitectura y un par de bailaoras que parecían flotar sobre la música,
probé sabores nuevos, colores nuevos,
y sentí que por fin la niña que soñaba con viajar había despertado dentro de mí.
La despedida inesperada
Un par de días antes de la boda nos “secuestraron”.
Pero no teman: fue mi madrina,
quien había organizado una fiesta sorpresa de despedida de solteros. 🎉
Entre risas, copas y música, sentí una paz que no recordaba.
Aunque mi corazón aún estaba en rehabilitación,
por primera vez en mucho tiempo no me sentí sola.
La gente fue cálida, generosa, hermosa en su manera de acompañar.
El gran día 🌿
Y entonces… tan tan ta-tan, llegó nuestro día.
Al despertar, la habitación era un escenario de sueños:
sobre la cama, mi bata, mis joyas, mis zapatos,
y en la ventana, colgado, el vestido que llevaba las bendiciones de mi madre.
El fotógrafo captaba cada detalle:
la emoción, el temblor en las manos, la sonrisa que intentaba contener.
Me maquillaron, me vistieron… y ya lista,
llamé a mi padre.
Ese hombre que al verme sonrió con la misma ternura de cuando era niña.
En sus ojos había orgullo,
y también una sombra de nostalgia.
Sabía que mi madre debía estar ahí.
Con la voz quebrada, me dio su bendición.
Subí al coche rumbo al altar.
Mi padrino, Luis, mejor amigo de Juanjo, me llevó del brazo.
Él entendía mi sentimiento —compartíamos la misma ausencia.
Ambos sabíamos que nuestras madres celebraban desde otro cielo.
El altar y la vela blanca
Entré con el corazón latiendo fuerte.
Allí estaba él, mi caballero,
vestido de azul, con los ojos del mismo color del cielo.
El hombre que se enfrentó a las críticas,
que fue muro, compañero, refugio y risa.
Esperaba paciente mis pasos lentos.
En el altar, una vela blanca.
Su llama danzaba,
y todos sabían lo que significaba:
mi madre estaba con nosotros.
Cuando sonaron las palabras que escribí para él,
se me quebró la voz.
Y entre aplausos y lágrimas, escuché:
“¡Que vivan los novios!”
La fiesta del alma
El convite fue un sueño: decoración impecable,
flores, luces suaves, una mezcla de historia y elegancia.
Entramos bailando al ritmo de “Me enamoro de ella”
y el pecho me estallaba de felicidad.
Nada que escriba podrá describir aquella emoción.
La noche fue nuestra.
Y al final, ya convertida en la señora de Ruiz,
me quedé en silencio, agradeciendo al universo,
porque el amor, a pesar de todo, me había encontrado.
Cierre 🌙
Cansados, felices y con el alma encendida, nos fuimos a descansar.
Porque lo que venía después…
era una luna de miel de muerte lenta.
Pero esa, mis amores,
esa será historia del siguiente blog. 💋✨
Título: Ritual de amor y gratitud compartida
El amor no es solo lo que sientes por alguien; es también lo que te permites recibir.
✨ Paso a paso:
1️⃣ Busca una vela blanca o una foto especial de un día feliz.
2️⃣ Escribe tres frases en tu cuaderno:
-
Una para ti (lo que agradeces de ti misma).
-
Una para alguien que amas (presente o ausente).
-
Una para la vida (lo que te ha enseñado el camino).
3️⃣ Léelas en voz alta mientras miras la luz de la vela.
4️⃣ Luego, sonríe. Aunque te tiemble el alma.
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