Juntando monedas para un sueño
Juntando monedas para un sueño
“Los sueños empiezan como monedas en un cofre invisible.”
Sé que a muchos, en tiempos difíciles, nos da por sobrepensar. Dicen que de la necesidad nace la inventiva, y básicamente eso me sucedió a mí.
Mi historia empezó —o al menos tuvo su bisagra— a finales del 2019. Salí de mi país buscando cómo sobrevivir a la pandemia, con hijos y sin trabajo. Toda la inventiva parecía habernos abandonado. Llegué a USA e intenté trabajar cinco meses en lo que saliera, pero sin papeles y con apenas un “good morning” aprendido, mi mente divagaba en los problemas y no pude adaptarme.
Como dicen: un paso hacia adelante o dos hacia atrás, pero nunca estancarse.
Decidí volver al hogar, llegando con más problemas de los que me había llevado.
La llamada que cambió el rumbo
Una tarde de abril, la alegría llegó en forma de llamada: se me abría una oportunidad en Perú. Y como esta que escribe no entiende de límites, un 4 de mayo tomé un avión. Dejé otra vez mi motor (mis hijos) en casa, con la maleta llena de preguntas y miedo… pero con más hambre de avanzar que de retroceder.
Del 2020 al 2021 mi vida fue una maraña de locuras, como decimos en mi país: un solo desmadre. Pasé de cornuda a migajera y de migajera a empoderada. De gorda a fitness. De cuerda a loca.
Y como sé que los blogs también tienen algo de chisme, aquí va mi resumen sentimental: pasé de casada a separada, de separada a “amigovia”, de eso a comprometerme y casarme otra vez.
Ya para mediados del 2022 tenía un nuevo amor. Mejorando la raza —como decimos en broma— me comprometí con un español divino: dos metros de alto, ojos de lluvia y fuerte como un árbol de guanacaste. Algo que ni yo me creía. Dios conmigo hizo caridad: después de caer tres veces en el mismo pozo, la cuarta fue la vencida. Cambié de país y, como dice Arjona, “el amor no conoce fronteras”.
De megaproyecto a terapia
Nos mudamos al Caribe y empezamos a trabajar en un megaproyecto. Ahí nació la idea de contar mi relato. No sé si alguien lo leerá o se identificará, pero a mí esto me sirve de terapia.
Juntando monedas para un sueño es también el título de un libro que empecé a escribir para poder tratar mis traumas. Muchas veces mordemos más de lo que podemos tragar y no logramos gestionar las emociones.
Me sentía como “Patricia” la mayoría del tiempo. (Si alguien ha visto Fragmentado, entenderá la metáfora).
El cofre invisible
Una tarde, divagando, vi videos de personas que vivían libres, ya fuera en campers o en granjas autosustentables. La vaina es que eran felices con su tiempo libre.
Y de pronto, mi personalidad hippie salió por la ventana y me susurró al oído como un ángel:
👉 “Nosotros también podemos.”
Entonces tomé una alcancía y empecé a juntar monedas para lo que quiero hacer.
Pero ahí viene la otra parte: la inquietud de querer que llegue el día ya.
Ejercicio de gratitud
Si estás leyendo esto, te invito a probar lo mismo que yo hice:
-
Busca una libreta o una caja vieja.
-
Escribe en un papel un sueño (aunque parezca imposible) y guárdalo ahí.
-
Cada semana, añade una nota o un billete simbólico para ese sueño.
No importa cuánto tardes, lo importante es que el cofre se empiece a llenar.
Este es mi inicio, mi terapia y mi camino.
Gracias por abrir este cofre conmigo. 💛
— Leidy
Comentarios
Publicar un comentario